Las afecciones osteomusculares son una de las principales causas de discapacidad en el mundo, puede ocurrir en cualquier momento de nuestra vida y provocarnos diversas limitaciones.
Hay dos grandes grupos para delimitar el dolor osteomuscular, el dolor articular y el dolor muscular. En éste artículo hablaremos del segundo, el muscular, a continuación nombramos los cinco puntos que creemos importantes resaltar cuando hablamos de dolor muscular.
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¿Dolor muscular o articular?
Es importante detectar qué tipo de dolor estamos sufriendo, muscular o articular, ya que en muchas ocasiones nos cuesta diferenciarlo y podemos recurrir al tratamiento equivocado. Para ello, nada mejor que acudir a un especialista, comentar que, el dolor muscular se encuentra en cualquier parte del cuerpo donde haya músculos y lo notamos cuando realizamos un esfuerzo físico al que no estamos acostumbrados.
Por otro lado, el dolor articular, se localiza allí dónde hay articulaciones, como por ejemplo, tobillos, rodillas, nudillos, muñecas etc.
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La inflamación
El dolor es un signo que nos indica que, lo más probable, el tejido esté dañado. La inflamación es un signo de que algo no va bien. La inflamación muscular provoca una serie de reacciones fisiológicas en que el músculo no puede trabajar de modo óptimo y genera una situación en que la zona se ve alterada, produciendo, de manera generalizada, dolor. En estos casos, lo que buscaremos es regenerar el tejido a base de nutrientes naturales.
Hay muchos ingredientes considerados antiinflamatorios que contienen principios activos que ayudan a disminuir la inflamación. Eso sí, en según qué casos, para notar los efectos, deberíamos ingerir una gran cantidad de producto, por eso, se recomienda el uso de complementos alimenticios concentrados.
Uno de los ingredientes clave es la taurina, que favorece la recuperación del tejido dañado.
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El Magnesio
El magnesio es un mineral necesario para más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo, entre sus funciones destacan que, ayuda al mantenimiento de huesos y dientes, contribuye a la reducción del cansancio y fatiga y ayuda al funcionamiento normal de los músculos.
Es un potente descontracturante muscular, porque es el alimento del músculo para poder relajarse. Cuando contraemos el músculo hay un intercambio de calcio y cuando lo relajas de magnesio. En el momento en que nos tensionamos repetimos tanto este movimiento que nos quedamos sin magnesio. Por lo tanto, se encuentra de forma natural en nuestro organismo.
Si quieres saber más sobre las contracturas, échale un ojo al artículo que hicimos sobre el tema.
También tiene un papel fundamental en la transmisión nerviosa, que no solamente es útil a nivel del sistema nervioso para ayudar a la actividad mental, sino que también para la actividad neuromuscular modulando la contracción del músculo.
El aporte magnesio es importante ya que la principal forma de regulación del magnesio es renal, y tanto una dieta desequilibrada, alteraciones intestinales, una elevada actividad física o la toma de medicamentos, como los diuréticos, pueden provocar su déficit.
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Biodisponibilidad
La biodisponibilidad del magnesio varía en función de las sales a las cuáles va ligado. Hay diferentes tipos de sales que se unen con el magnesio, pero no todas llevan la misma cantidad de mineral y el cuerpo no puede asimilarlas las unas con las otras con la misma eficacia. Es por esto que se recomienda tomar magnesio de diferentes sales para mezclar cantidades altas de éste y, así, poder absorberlas correctamente.
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Los hábitos de vida
Finalmente, es importante mantener unos buenos hábitos de vida, descansar correctamente y gestionar el estrés, son dos de los puntos más importantes. El estrés y los malos hábitos desgastan nuestro cuerpo y lo oxidan, provocando varias deficiencias.
Nunca deberíamos olvidarnos que, cuidarnos y mimarnos, es una prioridad.