Como ya hemos comentado en algunas ocasiones, los ácidos grasos son muy importantes para mantener nuestro organismo en buenas condiciones. Hemos hablado con la Dra. Helena Rutllant para que nos cuente aquellas cosas básicas que deberíamos saber sobre los ácidos grasos.
¿Qué son los ácidos grasos y qué beneficios tienen en nuestro organismo?
Podríamos decir que son parte esencial de la composición de la mayoría de grasas y aceites que podemos encontrar en el medio natural y en los seres vivos.
Beneficios de los ácidos grasos (en general)
Los ácidos grasos tienen funciones IMPRESCINDIBLES para el buen funcionamiento del cuerpo:
Función energética: son moléculas muy energéticas y necesarias en todos los procesos celulares. Si no tenemos suficiente glucosa para obtener energía el organismo quemará ácidos grasos para obtenerla.
Función estructural: son moléculas necesarias para la constitución de la membrana celular de todas las células de nuestro organismo.
Función reguladora: algunos ácidos grasos son precursores de moléculas con gran actividad biológica involucradas en la respuesta inflamatoria, contracción del músculo liso, procesos de coagulación sanguínea, etc.
Existen fundamentalmente dos tipos de ácidos grasos
Ácidos grasos saturados: son los que podemos encontrar, por ejemplo, en las grasas de origen animal y no son los más recomendables.
Ácidos grasos insaturados: distinguiremos dentro de este grupo los poli saturados y los monoinsaturados. Por ejemplo, uno de los ácidos grasos poliinsaturados más importantes y con el que más familiarizados podemos estar es el Omega 3.
Estos ácidos grasos se conocen como esenciales porque el cuerpo humano no los puede elaborar a partir de otras sustancias, se tienen que ingerir a través de la dieta y son necesarios para que se desarrollen funciones tan importantes como, la presión sanguínea, el metabolismo lipídico, la coagulación, la regulación de procesos inflamatorios, el buen funcionamiento del sistema nervioso y del sistema inmune, entre otros.
¿Cuáles son algunos efectos de los omega-3 en la salud?
Tal y como decíamos en el apartado anterior, los ácidos omega-3 tienen efectos a nivel cardiovascular (presión sanguínea, metabolismo lipídico, coagulación etc.), podríamos decir que ejerce un efecto cardioprotector.
También modulación de la respuesta inflamatoria (produce moléculas antiinflamatorias), impacto sobre el desarrollo y la función del SNC (sistema nervioso central), etc.
¿Nuestro cuerpo produce de forma natural ácidos grasos? ¿Si no es así, dónde podemos encontrarlos?
Nuestro cuerpo puede producir de forma natural ácidos grasos, pero no puede producir los esenciales, tal y como hemos detallado anteriormente.
Éstos, podemos encontrarlos sobre todo en el pescado azul, frutos secos (nueces, nueces de macadamia, nueces del Brasil…), semillas (linaza, chía, girasol…), aceite de oliva, etc.
Una dieta variada nos puede proporcionar este tipo de ácidos grasos, pero en muchas ocasiones el alimento puede venir acompañado de otras sustancias que no nos interesen tener almacenadas en nuestro organismo, sería el caso del mercurio, cadmio plomo, estaño, arsénico, cobalto o cobre que encontramos en algunos de nuestros pescados y/o mariscos.
Debemos limitar el consumo de aquellas especies que presentan mayores porcentajes, es por ello que ante el tipo de dieta a la que nos enfrentamos en la actualidad, llena de productos refinados, bollería industrial, fritos, embutidos, alimentos procesados y precocinados es fácil diagnosticar un desequilibrio en la ingesta de ácidos grasos esenciales de calidad.
Independientemente de un cambio en nuestra dieta, en la mayoría de casos para compensar este desequilibrio es necesario la adición ó el aporte directo de esos ácidos grasos beneficiosos durante un período de tiempo que, evidentemente debe ser consensuado por un profesional de la salud.
¿Cuál es la cantidad recomendada diaria de ácidos grasos?
Aquí deberíamos remarcar que, más que hablar de ácidos grasos, lo correcto sería hablar de que % de la ingesta total de energía diaria debería proceder de los ácidos grasos esenciales y aún así se debería tener en cuenta la edad (no tiene la misma necesidad un bebé que un adulto), elsexo (la gestación y la lactancia también marcan necesidades diferentes), la existencia de enfermedades o trastornos concomitantes, etc.
¿Qué relación hay entre ácidos grasos y cerebro?
Los ácidos grasos desempeñan un papel importante en el desarrollo del sistema nervioso central, por ello durante el embarazo se incrementan las necesidades, ya que hay un crecimiento del tejido nervioso del feto.
El DHA es especialmente importante ya que forma parte de las membranas neuronales, el feto recibirá estos ácidos grasos de la madre a través de la placenta, pero si ésta no aumenta su ingesta diaria tanto en el embarazo como en la lactancia podría ocasionar una deficiencia en la madre que incluso podría contribuir a la aparición de depresión postparto, tal como se ha comprobado en algunos estudios.
Diferentes estudios han demostrado recientemente el papel del AA y el DHA en el desarrollo cerebral, durante el embarazo, la lactancia y a lo largo de todo el ciclo vital.
El DHA se ha demostrado cómo mejora el desarrollo mental en niños, como enlentece el deterioro cognitivo relacionado con la edad y con pacientes diagnosticados de enfermedades neurodegenerativas, así como su papel en la degeneración macular.
Se estima que casi un 5% de la población en edad escolar de USA tiene un TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) porcentajes bastante parecidos a la población en edad escolar europea. Este trastorno cursa con falta de atención, incapacidad para finalizar tareas, hiperactividad y/o impulsividad. Casi un 25% de estos niños con TDAH tienen problemas con las matemáticas, la ortografía o la lectura. Diversas evidencias científicas y estudios clínicos han informado de una relación entre TDAH y deficiencias de ciertos ácidos grasos de cadena larga (EPA, DHA y AA).
También se ha visto que un consumo adecuado de EPA y GLA (precursores de prostaglandinas antiinflamatorias) reduce ciertas complicaciones durante el embarazo, como hipertensión arterial, proteinuria y edema…
Recordemos que la fuente más segura de GLA es la onagra, ya que la borraja puede contener toxinas alimentarias como alcaloides pirrolizídicos.
Los ácidos grasos también tienen un papel importante en los procesos inflamatorios. ¿Qué puede decirme de esto?
La actividad antiinflamatoria de los ácidos grasos se explica a través de la síntesis de prostaglandinas, unas moléculas que no se almacenan como las hormonas, al ser sintetizadas se liberan para realizar su efecto de forma inmediata.
La familia de los omega 3 producirá prostaglandinas tipo 3 (EPA producirá PG3) con un efecto sobre la vasodilatación, la activación plaquetaria y la inflamación (acción antiinflamatoria).
La familia de los omega 6 producirá prostaglandinas tipo 1 y 2 (GLA producirá PGE1) con la misma acción que la PG3.
La PG2 inflamatoria vendría producida por el AA, pero cuando combinamos EPA con el GLA evitamos el paso a AA con lo cual nos beneficiamos por partida doble.
Es por ello que debemos insistir, en que, sin un aporte adecuado de EPA y GLA se reducirá la síntesis de prostaglandinas antiinflamatorias, aumentando la producción de prostaglandinas del grupo 2 (proinflamatorias). Esto conlleva a un desequilibrio entre omega 3 y omega 6 causando una inflamación crónica de bajo grado, también conocida como inflamación silenciosa que nos conducirá a enfermedades crónicas.
La enfermedad cardiovascular, diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis reumatoide, osteoartritis, asma, enfermedades cutáneas y mucosas se pueden beneficiar del tratamiento con ácidos grasos esenciales reduciendo parte de la sintomatología como determinan algunos estudios científicos.
Maimónides, filósofo del siglo XII, afirmó que “cualquier enfermedad que pueda curarse con la dieta no debe ser tratada de ningún otro modo”.
Pensemos.