Lo hemos dicho mil veces, vivimos en una sociedad acelerada y absolutamente centrada en todo aquello superficial y material. Siempre queremos más y más y más, lo que nos lleva, entre otros muchos factores, a comprarnos constantemente y a intentar alcanzar metas imposibles, en muchas ocasiones dictadas por la sociedad en vez de por nuestra propia voluntad.
Todo esto puede conllevar a la aparición de un estado de estrés o de ansiedad. Aunque el estrés y la ansiedad no son lo mismo, están íntimamente relacionados. A grandes rasgos, podríamos decir que el estrés tiene que ver con una excesiva carga de trabajo, siendo la reacción a un desafío o demanda. Por lo tanto, se trata de un hecho que viene generado por una situación real y presente. Como cada persona es distinta, lo que para uno es una carga de trabajo normal, para otro representa una situación de estrés. Todo dependerá de las herramientas que tengamos y que hayamos desarrollado a lo largo de la vida.
Por su parte, la ansiedad tiene que ver con la anticipación a algo que la propia persona percibe como negativo pero que aún no ha ocurrido y, seguramente, nunca ocurrirá. En muchas ocasiones, la ansiedad viene generada por un estrés sostenido en el tiempo que empieza a generar pensamientos negativos o preocupaciones sobre un tema concreto. En estos casos se convierte en un estrés que continúa después de que haya desaparecido el factor estresante.
¿Qué ocurre cuando el estrés y la ansiedad se mantienen en el tiempo? Pues que pueden llegar a agotarnos y a afectar alguna área de nuestra vida. Cuando eso ocurre podemos hablar de un trastorno por estrés o por ansiedad.
¿Cómo podemos saber si estamos en un bucle de estrés o ansiedad?
El estrés y la ansiedad se pueden manifestar mediante una infinidad de síntomas y detectarlos dependerá mucho de la sensibilidad y tolerancia de la persona a dicha sintomatología. En general, podemos englobar los síntomas en dos grandes grupos, los físicos y los psicológicos y conductuales.
Entre los síntomas físicos encontramos mareos, sudoraciones, temblores, tensión muscular, palpitaciones y taquicardias, entre muchos otros.
Entre los síntomas psicológicos y conductuales encontramos preocupación, miedo a perder el control, sensación de desbordamiento, insomnio, aprensión, inquietud, obsesiones y compulsiones etc.
La verdad es que tanto el estrés y la ansiedad pueden manifestarse con una gran diversidad de síntomas, según cada persona. Por lo tanto, para detectar que estamos sufriendo un episodio de estrés o ansiedad tenemos que conocernos a nosotros mismos y saber cuándo empezamos a sentirnos ‘’de forma extraña’’ o cuándo algo no funciona correctamente.
¿Cómo podemos gestionar el estrés y la ansiedad?
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que tanto el estrés como la ansiedad son multifactoriales y, por lo tanto, se tienen que abordar desde distintos puntos de acción. Es importante destacar que el objetivo nunca será eliminar por completo todos los síntomas sino gestionarlos, de este modo, si en algún momento vuelven a aparecer, lejos de frustrarnos, sabremos gestionarlos en nuestro beneficio.
La propuesta de Vitae
Queremos acompañarte en la gestión del estrés y de la ansiedad, ofreciéndote distintas herramientas que te ayuden a recuperar el control y así volver a sentirte tu mismo.