Tener una piel sensible, a veces, puede ser una pesadilla. Los que sufren esta situación sabrán de lo que hablo; un mínimo cambio puede desequilibrarla y provocar enrojecimiento o descamación, ya sea por la comida, por no haber dormido las horas suficientes, por no hidratarse bien o porque sí. Este tipo de pieles hay que tratarlas con mucho cuidado y delicadeza, especialmente durante los meses de invierno y verano, que es cuando las temperaturas son más extremas.
En verano tenemos que lidiar con el apreciado pero a la vez temido Sol. Como sabéis esta estrella tiene maravillosas propiedades para la salud, ya que entre otras cosas aporta vitamina D (muy necesaria para el buen funcionamiento del organismo), además de una dosis de energía positiva. Por eso es bueno pasar tiempo al Sol, pero eso sí, siempre, siempre con moderación, protección y conciencia.
El mito de que el Sol es bueno para la piel
Seguro que también has oído que el sol es bueno para la piel, no solo porque el bronceado aporta un toque “cool” y una imagen saludable, sino porque ayuda a controlar el acné y a eliminar granitos y pequeñas cicatrices. Nada más lejos de la realidad. En un principio puedes creer este efecto, pero al cabo de un tiempo aparece el llamado efecto rebote, que básicamente consiste en que cuando dejamos de tomar el sol la piel agredida se rebela y aparecen más granitos, imperfecciones, deshidratación, falta de luminosidad, etc… Una buena fotoprotección es el mejor remedio antiaging
Por otro lado, el bronceado no es más que una respuesta de nuestro cuerpo a la agresión que los rayos solares provocan en nuestra dermis. Si prestas atención, verás que la mayoría de las mujeres asiáticas, especialmente las japonesas y coreanas, tienen una piel estupenda, tersa, luminosa y sin imperfecciones. Eso es porque tienen una conciencia total de la importancia de una rutina de limpieza cada mañana y noche y, sobre todo, protegerse todos los días sin excepción del sol. Durante los meses de verano es muy común verlos con sombreros y grandes lentes de sol para asegurar una buena protección
Cómo protegernos adecuadamente del Sol
Como decíamos, la piel sensible tiene que tener especial cuidado durante los meses de verano para evitar quemaduras, rojeces, erupciones, manchas de pigmentación, etc. Es importante recordar que la piel tiene memoria celular, por lo que cada ataque que haya sufrido tener consecuencias en el futuro. “Hay que recordar que la piel tiene memoria celular”
Es fundamental utilizar protector solar cada vez que salgamos a la calle y, sobre todo y muy importante, volver a aplicarlo cada cierto tiempo, es decir, antes de ir a la oficina nos pondremos protector solar y antes de salir también. Es sencillo, cada vez que nos exponemos al sol tenemos que proteger nuestra piel. También es bueno utilizar gafas de sol para proteger la piel de los párpados y debajo de los ojos, que es la parte más fina y delicada del rostro.
Y claro, si vamos a la playa o a la piscina tenemos que tener especial cuidado y aplicarnos protección solar cada cierto tiempo, además de cada vez que entramos y salimos del agua.
Piel sensible: protección extra durante todo el día
Por último, si queremos una protección total, existen suplementos nutricionales, como OlioVita Protect, que ayuda a proteger nuestra piel desde el interior, es decir, nos protege de aquellos rayos que penetran a un nivel más profundo y que para un fotoprotector tópico es más complicado de cubrir.
Eso sí, siempre hay que combinarlo con protector solar, ya que no tenemos que olvidarnos de las capas externas de la piel. Lo cierto es que es una gran opción para proteger las pieles más sensibles o alérgicas al sol, y además aporta un extra de hidratación y luminosidad gracias al aceite de espino amarillo.