Por motivos obvios, estamos acostumbrados a cuidar las partes externas de nuestro cuerpo, como por ejemplo, la silueta, la piel y el pelo, y sin embargo nos olvidamos de trabajar nuestro organismo a nivel interno. Curiosamente, el estado de nuestra salud interior, por decirlo de algún modo, se verá reflejado en nuestra parte externa. Eso sí, podemos lucir maravillosamente bien y sin embargo estar mal por dentro, por eso, lo prioritario debería ser cuidarnos desde dentro hacía fuera.
Hemos hablado con la Dra. Helena Rutllant, médico internista y especialista en nutrición, para que nos explique las pautas básicas para empezar a cuidarnos de forma integral.
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Cómo decíamos, estamos más acostumbrados a cuidarnos por fuera que por dentro. ¿Diría que eso es la tónica de la sociedad actual?
Me atrevería a decir que ya no. Hemos vivido durante unos años en los que el concepto de cuidarse se entendía como algo externo y visible para todo el mundo, pero en la actualidad, este concepto abarca una visión más holística. El significado real de cuidarse es preocuparse por tu propio bienestar, especialmente por tu salud.
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¿Por qué deberíamos cuidarnos de forma integral?
Porque debemos entendernos como un todo. No funcionamos por partes, desde una reacción bioquímica a nivel intracelular a un movimiento por parte de nuestro aparato locomotor o la influencia de una emoción a la secreción de hormonas por alguna de nuestras glándulas endo/exocrinas.
Esto es lo que comentaba del concepto holístico, siempre buscar el beneficio a nivel sistémico. Solucionar un síntoma no es tratar la causa, es enmascarar temporalmente aquello que nos preocupa.
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¿Cuáles son los pilares básicos a tener en cuenta para empezar a mimar nuestro organismo?
Sobre todo pensar que cuando queramos empezar a cuidarnos deberemos, en primer lugar, respertarnos. Ese es el pilar fundamental. Cuando hablamos de pilares básicos, a todo el mundo le viene en mente la alimentación, el descanso, el ejercicio, etc. Yo haría un pequeño matiz y ampliaría estos parámetros.
En la actualidad, hay un concepto que cada vez va tomando más protagonismo y engloba lo que he comentado, la cronobiología. Esta disciplina de la fisiología que estudia los ritmos biológicos se ve involucrada en especialidades tan importantes como la endocrinología, la neurofisiología, las ciencias del sueño, etc.
Estímulos externos como la luz del sol, la comida o el ejercicio, tienen un efecto sobre el snc (nuestro reloj central) que influirá sobre los órganos y tejidos (nuestros relojes periféricos) y ambos sobre los ritmos circadianos, que afectarán procesos tan importantes como la respuesta inmune, nuestra temperatura corporal, el funcionamiento de nuestras glándulas endocrinas y nuestro metabolismo, el ciclo sueño – vigilia, nuestro sistema digestivo, nuestro comportamiento, incluso nuestra fisiología celular. Todo esto deberíamos aplicarlo a la autoconsciencia, puesto que el autoconocimiento y el autocontrol son las herramientas clave para lograr nuestros objetivos.
Sabemos lo que es el mindfulness, pero deberíamos conocer también lo que es el mindfoodness o la alimentación consciente, una ciencia que nos ayuda a relacionarnos de una manera más sana con la comida. Este autoconocimiento permitirá que ajustemos nuestra dieta a las necesidades del cuerpo. La estrategia para encontrarnos bien tiene que ser lo más personalizada posible.
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¿Qué deberíamos hacer si queremos conservar un estado de salud óptima?
En primer lugar, deberíamos identificar nuestros factores estresores, todo aquello que nos es tóxico, aquellos hábitos adquiridos que no nos aportan valor en salud y una vez conocidos, intentar modificarlos o eliminarlos.
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Últimamente se está hablando mucho de la fotoprotección oral, ¿qué puede decirme de esto? ¿Realmente funciona?
El sol es fundamental para la vida, tiene una serie de efectos positivos para el organismo, como por ejemplo, que facilita la síntesis de vitamina D, mejora nuestro estado de ánimo puesto que tiene efecto antidepresivo y psicoestimulante, tiene propiedades antiinflamatorias y antiinfecciosas, etc. Sin embargo, las radiaciones ultravioletas del sol (UVA y UVB) tienen también unos efectos negativos y creo que es importante conocerlos.
La fotoprotección oral es una vía de fotoprotección la cual no combate el sol ni bloquea sus rayos, puesto que su mecanismo de acción se centra en evitar o minimizar los efectos nocivos que la radiación solar posee. Hay una serie de principios activos que por vía oral y junto a un correcto uso de los protectores solares tópicos colaborarán en proteger nuestra piel de forma más segura y eficaz. La función sería proteger la piel del daño oxidativo, de la degradación de los lípidos, proteínas y dna de las estructuras celulares. Resumiendo, el papel de la fotoprotección oral sería una protección más a nivel celular.
La fotoprotección oral refuerza la fotoprotección tópica para conseguir una fotoprotección solar integral, ya que la vía sistémica llega a toda la superficie corporal expuesta incluyendo las mucosas. Por lo tanto, es un complemento a la fotoprotección solar tópica, no un sustituto.
La fotoprotección oral puede ser de gran ayuda en grupos de población con especial riesgo, como por ejemplo, las personas con pieles sensibles al sol, personas que están tomando algún tipo de medicación fotosensibilizante, aquellas personas con facilidad para desarrollar manchas, personas con vitíligo, rosácea, lupus, etc.
El uso de fotoprotección permite disfrutar de una piel más sana y protegida, tanto de la oxidación como de los procesos inflamatorios y del fotoenvejecimiento, que alteran tanto las fibras de elastina como las de colágeno pero no protegen tanto la piel a nivel superficial.
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¿Realmente funciona?
Hay estudios sobre los beneficios de gran cantidad de estos principios activos. Es importante saber cómo y a quién se indican ya que dependiendo de cuál sea el problema de cada persona, deberemos aconsejar de forma personalizada cuándo y cómo tomar este tipo de complementos con el objetivo de optimizar los resultados. Así, por ejemplo, si una persona que vive en una zona soleada y tiene alergia solar puede ser candidata a tomar durante el otoño y el invierno el tratamiento a meses alternos y en primavera y verano tomarlo a diario sin descanso.
Si pensamos en situaciones de exposición solar prolongada, intentar iniciar el tratamiento al menos 1 mes antes como profilaxis y preparación con el objetivo de obtener un bronceado más uniforme y duradero y, nos olvidemos, del beneficio a nivel celular.
Durante una exposición solar nuestro nivel cutáneo de carotenoides puede disminuir incluso a la mitad, por lo tanto, exposiciones prolongadas y frecuentes en el tiempo exigirán que tengamos que ir recargando nuestras reservas para poder gozar de un resultado óptimo. Es importante saber que ingerir complementos como OlioVita Sun, de nuestro laboratorio, al menos 60 minutos antes de la exposición solar nos permitirá aumentar el aporte de esos principios activos en nuestro organismo.