El órgano más extenso del cuerpo es la piel, ya que nos recubre completamente. En un adulto tiene una superficie aproximada de 2 metros cuadrados y pesa alrededor de 5kg. Está formada por tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis. En este artículo explicaremos todo sobre la función barrera, qué es y cómo es el funcionamiento de la piel.
Capas de la piel
- Epidermis: es la capa más externa de la piel.
- Dermis: Es la capa en la que encontramos los vasos sanguíneos, el colágeno y la elastina, que se encarga de mantener unidas las distintas capas, además de dar flexibilidad y fuerza a la piel.
- Hipodermis (capa subcutánea): es la capa más profunda, formada por colágeno y tejido graso. Ayuda a conservar el calor del cuerpo y protege al cuerpo de lesiones externas.
Funciones de la piel
Una de las principales funciones de la piel es protegernos de agentes externos a la misma vez que nos permite interactuar con nuestro entorno. A continuación explicamos las funciones más características de este órgano tan extenso.
- Protección: una de las principales funciones de la piel. Nos protege de cualquier ataque externo como quemaduras, golpes, temperatura, etc.
- Regulación de la temperatura: cuando sudamos, nuestro cuerpo consigue enfriarse. Y cuando tenemos frío, los vasos sanguíneos se llenan de sangre para mantener el calor. Esto hace que nuestro cuerpo siempre esté en la temperatura adecuada.
- Inmunidad: la piel es la primera barrera natural de nuestro cuerpo, cuando es atacado por gérmenes y bacterias.
- Tacto: en la dermis encontramos las terminaciones nerviosas que mandan al cerebro todos los impulsos que recogen y conocemos como sentido del tacto. Además nos permite detectar la temperatura y reaccionar ante situaciones de frío o calor.
- Absorción: la piel “respira”, es decir, absorbe oxígeno, nitrógeno y otras sustancias que se encuentran en el aire, necesarias para el buen funcionamiento.
- Impermeabilidad: la piel no permite que el agua penetre a través de ella, ya que la piel está compuesta por aceites naturales, que se tienen que mantener a partir de la hidratación de las cremas, aceites u otros medios. Por otro lado, nuestra piel está formada en un 70% de agua e impide que el agua se pierda, además de avisarnos si necesita hidratación por la apariencia de piel seca.
- Eliminación de células muertas: nuestro cuerpo reproduce constantemente nuevas células y reemplaza las antiguas y a través de la piel se expulsan muchas de ellas. Esta función de la piel es la que permite regenerar y cicatrizar más rápido.
Problemas habituales en la piel
- Acné
- Dermatitis
- Infecciones fúngicas
- Quemaduras solares
- Cáncer de piel
- Verrugas
¿Qué ocurre cuando nuestra función barrera se ve alterada?
La piel puede darnos más información de lo que ocurre en nuestro interior. Cuando la barrera de la piel se ve afectada o alterada, podemos empezar a ver distintos signos que nos confirman esas sospechas. Empezamos a ver la piel deshidratada, ya que debido a la contaminación, productos químicos, bacterias, puede salir agua que tenemos en nuestro cuerpo. Eso conlleva a que la piel luzca con un tono apagado, hiperpigmentación, picor, rosácea e incluso eccema o infecciones, es decir, piel deshidratada. También puede dar lugar a descamación, inflamación, sequedad, todo ello son signos de que la barrera de nuestra piel no está funcionando bien. Por lo tanto, ¿qué podemos hacer para no llegar a este punto?
Cómo podemos proteger nuestra barrera
- Protégete del sol: una de las cosas más importantes que podemos hacer es protegernos del sol, ya que puede provocarnos arrugas, manchas de la edad o incluso aumento del riesgo de cáncer de piel. Para conseguir la mayor protección solar será mejor usar protector solar, evitar lugares con mucho sol, por lo tanto, lugares con sombra y usar ropa de protección como tejidos largos, sombreros.
- No fumes: fumar hace que nuestra piel tenga un aspecto mucho más avejentado y consigue que aparezcan arrugas. Fumar estrecha los vasos sanguíneos que se encuentran en las capas más superficiales de la piel, disminuye su flujo y da un aspecto más pálido a la piel. Además, daña al colágeno y la elastina, lo que da lugar a que la piel tenga menos fuerza y elasticidad.
- Trata con delicadeza la piel: tratar con cuidado la piel es esencial para tener un buen aspecto de ella. A la hora de limpiarla e incluso de afeitarse ha de ser de manera delicada. Debes evitar jabones fuertes, afeitarte con cuidado, secarte con golpecitos y no arrastrando la toalla, limitar la duración de los baños y que sean con agua tibia. Y sobre todo, hidratar bien la piel.
- Dieta saludable: es mejor comer mucha fruta, verduras, granos integrales y proteínas magras. Además beber mucha agua, para que así la piel pueda mantenerse hidratada.
- Evita el estrés: el estrés consigue que la piel pueda volverse más sensible, así que para evitarlo, intenta dormir lo suficiente, toma tiempo para hacer esas cosas que te gustan, fíjate límites razonables.
La piel debe mantenerse limpia y bien hidratada. Tenemos que ser conscientes del buen cuidado que debemos tener de ella, ya que tiene memoria, por lo tanto, cuanto más la cuidemos y la mimemos ahora, nos lo agradecerá a largo plazo.
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