Seguramente muchos de vosotros habréis oído hablar del concepto de homeostasis, pero una gran mayoría os debe sonar a chino. Sin embargo, este concepto es de vital importancia cuando hablamos de salud y bienestar, puesto que tiene un papel definitivo en los procesos de nuestro organismo para llegar al equilibrio.
La homeostasis
Según nuestro chico del departamento técnico, Aleix Pellejero, la homeostasis se conoce desde hace miles de años, cuando el poder de los alimentos, las plantas y los hongos eran empleados directamente en el mantenimiento del bienestar. A pesar de no conocer los mecanismos de acción tal y como los conocemos hoy en día, las sociedades empleaban todo tipo de remedios naturales para autorregular, fortalecer y reforzar el equilibrio corporal.
Homeostasis proviene de dos palabras griegas: homos ‘’semejante’’ y stasis ‘’estabilidad’’.
En términos más técnicos, se define como la propiedad del organismo que permite mantener la composición y las propiedades del medio interno de modo constante.
Este concepto fue descubierto por Claude Bernard, un fisiólogo francés nacido en el siglo XIX. Bernard observó que las células corporales sobrevivían sólo cuando el medio, teniendo en cuenta su temperatura, presión y composición química, se mantenía relativamente constante.
Concluyó que el fluido que baña cada célula debía contener distintas sustancias que las mantuviera saludables. La composición precisa de sustancias en el medio interno se debe mantener en un margen relativamente estricto para preservar su integridad, por ejemplo, si la célula crece en un medio con 3mg de hierro y 4mg de magnesio, no toleraría 5mg de hierro y 2mg de magnesio, provocando la muerte celular.
Fue en 1932 cuando Walter Bradfort Cannon, un fisiólogo americano, sugirió el concepto homeostasis para los estados relativamente constantes del medio interno del organismo en relación con el medio exterior.
Una homeostasis adecuada se consigue gracias a la perfecta conjunción y el buen rendimiento de los sistemas corporales.
Desequilibrios homeostáticos
Los desequilibrios homeostáticos ocurren cuando se alteran las condiciones del medio interno del organismo debido al desajuste en la interacción de los procesos reguladores de éste. Éstos pueden ser causados por interferencias (frío, calor, dieta…) o por daño interno (niveles de glucosa alterados, estrés…).
La homeostasis se controla mediante mecanismos de regulación que ajustan los sistemas del organismo para mantener el equilibrio. Esta habilidad del organismo de autorregularse para mantenerse sirve como base para entender los mecanismos patogénicos en los que cada célula, tejido, órgano y sistema tienen un papel importante.
Por qué la homeostasis es importante para nuestro organismo
La homeostasis, como propiedad del organismo que permite mantener la composición y las propiedades del medio interno del organismo en un equilibrio constante, es la función corporal más importante del cuerpo humano.
Cuando todos los componentes nutricionales necesarios están disponibles en cantidades adecuadas, las estructuras biológicas pueden funcionar correctamente, pero si algún nutriente falta, las funciones corporales se verán en una situación comprometida.
El cuerpo, mediante su mecanismo homeostático, hace que las funciones corporales esenciales reciban los nutrientes adecuados para que la vida pueda continuar, pero genera algunos inconvenientes en aquellas funciones corporales no esenciales debido a que ‘’sufren’’ la falta de nutrientes que les han sido secuestrados, por decirlo de una manera sencilla.
Es por eso que, después de que el cuerpo haya recibido todos los nutrientes que necesita para mantener las funciones corporales esenciales, aquellos órganos no esenciales demandarán energía y atención para solucionar su deficiencia.
Será entonces cuando los sistemas corporales trabajarán en conjunción para destinar aquellos nutrientes necesarios hacía los órganos y células que lo requieran.
En resumen
Para mantener la homeostasis corporal, es necesario mantener una dieta adecuada y un estilo de vida saludable.
En circunstancias normales, una dieta adecuada y equilibrada, puede proporcionar todos los nutrientes necesarios para el normal desarrollo y mantenimiento de un organismo sano. Sin embargo, las investigaciones realizadas demuestran que esta situación ideal no se da en la práctica ni para todos los nutrientes ni para todos los grupos de población.
Por eso, a veces, es tan necesario el uso de complementos alimenticios.