¿Gases? ¿Pesadez abdominal después de comer? ¿Acidez? ¿Estreñimiento? Seguramente todos los que estéis leyendo esto os habéis sentido identificados con estas palabras en algún momento de vuestras vidas. Es por ello que en este artículo vamos a intentar explicar todo lo necesario sobre una buena salud digestiva
La verdad es que la salud intestinal es de vital importancia para mantenernos sanos y, sin embargo, solo una minoría puede disfrutar de un sistema digestivo en buenas condiciones.
Hemos hablado con Aleix Pellejero, manager de Medical Affairs en Vitae, para que nos hable sobre la importancia de mantener un sistema digestivo en buenas condiciones.
El sistema digestivo
El sistema digestivo realiza una función esencial en el organismo humano, que es preparar los alimentos para la absorción, de forma que puedan ser utilizados por todas las células del organismo.
La digestión se realiza a medida que la comida avanza a través del sistema digestivo, un sistema de órganos parecido a una cinta transportadora que permite descomponer la comida en una fuente asimilable de energía. El proceso empieza en la boca dónde se empiezan a degradar los alimentos con la saliva, pero continúa con el jugo gástrico, jugo pancreático, bilis y finalmente el jugo intestinal.
El cuerpo necesita un mecanismo para asimilar nutrientes y reparar las estructuras posiblemente dañadas para el uso. Son necesarios distintos procesos mecánicos y enzimáticos para mantener la homeostasis digestiva.
¿Qué es un sistema digestivo saludable?
Una buena salud digestiva forma parte de un conjunto de procesos interrelacionados, y separarlos es una herramienta útil pero no realista. Los tres elementos principales que controlan realmente la homeostasis del sistema digestivo son, la dieta, determinada por lo que ingerimos, los gradientes de potencial de hidrógeno (Ph), que determinan la distribución de la microbiota y el microbioma o flora microbiana. Estos tres factores están estrechamente relacionados entre sí.
Somos lo que comemos
Un estudio publicado por las universidades de Harvard y Duke revela que tener una dieta omnívora, carnívora y vegetariana puede modificar la composición y actividad de nuestra microbiota, tal y como ya anunciamos en el título, ‘’somos lo que comemos’’.
La dieta rica en carne es más alta en grasa y más baja en fibra que una dieta mediterránea, por ejemplo, lo que aumenta la concentración de los microorganismos intestinales que toleran los niveles elevados de ácidos biliares.
La dieta tiene una influencia enorme en la homeostasis intestinal, ya que condiciona el microbioma. Una flora intestinal favorable puede crear un ambiente intestinal sano.
La gran olvidada, la mucosa gastrointestinal
La mucosa gastrointestinal contiene desde nutrientes a toxinas y microorganismos hostiles. Constituye una fuerte barrera entre el cuerpo y el lumen. Es responsable de transportar moléculas excluyendo aquellas dañinas. Esta capacidad de rechazo es la que hace que también se denomine barrera gastrointestinal.
Actualmente la investigación médica indica que ciertas enfermedades gastrointestinales conllevan a la desorganización de la barrera mucosa dando lugar a enfermedades sistémicas.
La barrera gastrointestinal se puede restablecer en caso de desequilibrio con una dieta blanda, es decir, utilizando técnicas culinarias como el hervido, papillote, vapor u horno, y evitando comidas copiosas y alimentos muy fríos o calientes. Es importante eliminar las comidas grasientas, las bebidas que estimulan los jugos gástricos (alcohol, bebidas azucaradas, té o café) y las comidas ácidas (tomates, vinagre, fruta cítrica y, en ocasiones yogur) de la dieta.
Los probióticos
Según la Organización Mundial de la Salud, los probióticos son microorganismos vivos que cuando se suministran en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo que los recibe. Es decir, que si se ingieren en cantidad suficiente pueden tener efectos beneficiosos como la contribución al equilibrio de la flora bacteriana y al potenciamiento del sistema inmunitario.
Los probióticos tienen efectos muy beneficiosos para la salud de humanos y animales, que se consiguen, en gran parte, por la capacidad de adhesión a la superficie intestinal, que dificulta la infección con bacterias patógenas. También estimulan la producción de determinadas sustancias que alteran el entorno intestinal y contribuyen al mantenimiento de la salud del organismo.
Finalmente, también se cree que los probióticos pueden modular la respuesta inmunitaria intestinal mediante la estimulación de citoquinas y de la producción de inmunoglobulinas en la mucosa intestinal. No obstante para que ejerzan su función deben sobrevivir al paso por el tracto gastrointestinal.