La inmunidad, un sistema complejo y altamente coordinado, es esencial para protegernos de virus, bacterias y otros intrusos que podrían comprometer nuestra salud. Este artículo, escrito por Lluisa Varela, directora técnica de Vitae, nos sumerge en el fascinante mundo de la inmunología, explorando los diferentes tipos de inmunidad que el cuerpo despliega para mantenernos resistentes ante un vasto espectro de amenazas.
¿Qué tipos de inmunidad existen?
Existen varios tipos de inmunidad, que son mecanismos mediante los cuales el cuerpo se defiende contra patógenos y sustancias extrañas. Aquí hay algunos tipos principales:
Inmunidad Innata
Es la primera línea de defensa del cuerpo y actúa de manera rápida y general contra cualquier patógeno. Incluye barreras físicas como la piel y mucosas, así como células fagocíticas que ingieren y destruyen microorganismos invasores.
Inmunidad Adaptativa o Adquirida
Se desarrolla a lo largo de la vida de una persona y es específica para cada patógeno. Incluye la inmunidad humoral, mediada por anticuerpos producidos por células B, y la inmunidad celular, mediada por células T que pueden destruir células infectadas.
Inmunidad Activa
Ocurre cuando el sistema inmunológico del cuerpo produce su propia respuesta inmunológica, ya sea a través de la infección natural o la vacunación. Después de la exposición a un patógeno, el cuerpo desarrolla memoria inmunológica para una respuesta más rápida en el futuro.
Inmunidad Pasiva
Se adquiere mediante la transferencia de anticuerpos o células inmunológicas de una persona a otra. Puede ocurrir naturalmente, como la transferencia de anticuerpos de una madre a su bebé durante el embarazo o la lactancia, o de manera artificial mediante la administración de anticuerpos específicos (vacunas).
¿Qué tipos de inmunidad podemos modular y cómo hacerlo?
La modulación de la inmunidad implica influir en la respuesta del sistema inmunológico para lograr una respuesta específica. Aquí hay algunos enfoques y formas de modular la inmunidad:
Inmunización (Vacunación): Una de las formas más efectivas de modular la inmunidad es mediante la vacunación. Las vacunas exponen al sistema inmunológico a partes específicas de un patógeno o a versiones debilitadas del mismo, lo que desencadena una respuesta inmunológica. La memoria inmunológica resultante permite una respuesta más rápida y efectiva en caso de exposición futura al patógeno.
Terapia Inmunosupresora: En algunos casos, es necesario reducir la respuesta inmunológica del cuerpo, como en el caso de trasplantes de órganos, donde se utiliza la terapia inmunosupresora para prevenir el rechazo del órgano trasplantado. Sin embargo, esta estrategia conlleva un riesgo de aumentar la susceptibilidad a infecciones.
Inmunoterapia: También conocida como terapia biológica, la inmunoterapia implica el uso de componentes del sistema inmunológico o sustancias diseñadas para modular la respuesta inmunológica. Se utiliza en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunes. Por ejemplo, los inhibidores de puntos de control inmunológico estimulan la respuesta inmunitaria contra células cancerosas.
Estimulación de Células Inmunológicas: Algunos compuestos pueden estimular directamente ciertas células del sistema inmunológico. Estos compuestos pueden incluir citoquinas, que son proteínas que regulan la respuesta inmunitaria. La terapia con citoquinas se ha utilizado en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer.
Modulación Dietética: La dieta también puede desempeñar un papel en la modulación de la inmunidad. Nutrientes como vitaminas y minerales son esenciales para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico. Una dieta equilibrada y rica en estos nutrientes puede ayudar a mantener una respuesta inmunológica saludable.
Probióticos: Los probióticos, que son microorganismos beneficiosos para la salud, pueden influir en la función inmunológica al modular la composición de la microbiota intestinal. Esto puede tener efectos positivos en la respuesta inmunológica general, ya que la respuesta inmune empieza en el intestino.
Complementos alimenticios: ¿pueden ser útiles para reforzar el sistema inmunológico?
Sí, algunos complementos alimenticios pueden ser útiles para reforzar el sistema inmunológico, especialmente en situaciones en las que puede haber deficiencias nutricionales o en personas con sistemas inmunológicos comprometidos. Aquí hay algunos nutrientes y suplementos que se han asociado con el apoyo a la función inmunológica:
Vitamina C: Es un antioxidante que se ha asociado con la estimulación de la producción y función de los glóbulos blancos. Se encuentra en frutas cítricas, fresas, kiwi, pimientos y otros alimentos.
Vitamina D: Juega un papel crucial en la función inmunológica y se obtiene principalmente a través de la exposición al sol. Sin embargo, en casos de deficiencia, los suplementos de vitamina D pueden ser beneficiosos.
Zinc: Este mineral es esencial para la función de los glóbulos blancos y otros componentes del sistema inmunológico. Se encuentra en carnes, nueces, granos enteros y productos lácteos.
Probióticos: Los suplementos de probióticos pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, lo que a su vez puede influir en la función inmunológica.
Los betaglucanos: Los betaglucanos son polisacáridos que se encuentran en las paredes celulares de ciertos microorganismos, como las levaduras, algas y algunos hongos. Se ha investigado y sugerido que los betaglucanos, especialmente los derivados de la levadura, pueden tener propiedades inmunomoduladoras, lo que significa que pueden modular la respuesta del sistema inmunológico.
Además, mantener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular, sueño adecuado y manejo del estrés, también es esencial para mantener un sistema inmunológico fuerte.
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