Tener una piel sana y resplandeciente depende de muchos factores como por ejemplo, el estrés, la contaminación, la alimentación, el sol…por eso el cuidado de la piel debería ser una misión 360º, haciendo especial hincapié en protegerla adecuadamente del sol.
Fran Ballesteros, farmacéutico y formador de Vitae nos habla en cinco puntos sobre todas las cosas qué deberíamos tener en cuenta para un cuidado de la piel efectiva y lucir una piel envidiable.
Hablemos un poco de la piel en general. Nosotros solo vemos la parte externa y es la que acostumbramos a dedicarle más cuidados, aún así, es en las capas más internas donde se produce un daño mayor, que luego se traduce en manchas, arrugas, sequedad…Efectivamente, nosotros vemos la parte externa, y muchas veces no caemos en que la piel es un órgano, como puede serlo el hígado o un riñón, y que, a parte del cuidado de la piel a nivel estético para estar más guapos, también tenemos que cuidarla para que siga ejerciendo su función de protección y de relacionarnos con el medio ambiente.
Podemos dividir la piel en tres capas: Epidermis, dermis e hipodermis (de fuera a dentro), y es importante cuidar las tres capas por igual y desde dentro, ya que el 90% del daño que se produce en nuestra piel se encuentra en las capas profundas, allí donde normalmente los tratamientos tópicos no llegan.
Tenemos que recordar que nuestra piel guarda memoria. Es decir, todo el daño o agresión que sufrimos en algún momento, aunque lo veamos de manera rápida a nivel superficial, genera un daño a largo plazo en las capas internas. En el caso de las exposiciones al sol, los daños que a corto plazo podemos ver como son quemaduras o alergias, implican un fotoenvejecimiento interno que a largo plazo puede traer consecuencias como sequedad, flacidez o temas mas serios como melanomas.
¿Qué cosas dañan nuestra piel?
Todo lo que nos rodea, tanto por fuera como por dentro, va a tener un efecto sobre todo nuestro cuerpo y también la piel. En general, el día a día y nuestros hábitos de vida son los que van a marcar nuestro bienestar mental y físico. Centrándonos en la piel, hay factores que tienen más peso que otros, la alimentación es importante, ya que, si por ejemplo introducimos alimentos ricos en polifenoles, vamos a conseguir eliminar radicales libres que dañen la integridad de nuestra piel, otros alimentos que puedan contener omegas de alta calidad, sobre todo el omega 7, lo que va a conseguir es ayudarnos a mantener una piel hidratada y renovada.
A parte de la alimentación, tener hábitos de vida saludables, como un sueño reparador, evitar el consumo de sustancias como alcohol o tabaco, va a permitirnos mantener una piel mucho más íntegra capaz de protegernos mejor de agresiones externas.
En cuanto a las agresiones externas, el frío, la humedad, los ambientes secos, etc. Son elementos de los cuales nuestra piel nos protege pero que también la dañan. Si enfrentamos nuestra piel de manera continua a estas situaciones de estrés y no la nutrimos y reparamos, fomentamos su desgaste y por eso podemos acelerar el proceso de envejecimiento de nuestra piel.
¿Qué deberíamos tener en cuenta a la hora de un cuidado de la piel efectivo?
Lo primero, es importante adoptar hábitos de vida saludables, incluyendo una dieta rica en ingredientes antioxidantes y nutritivos. Por otro lado, es importante evitar exponernos a situaciones de estrés cutáneo crónico. Si no podemos evitar estas exposiciones, es necesario realizar un buen cuidado de nuestra piel de manera diaria, limpieza, hidratación y nutrición. Así conseguiremos disminuir el daño acumulado en ella por tanta exposición.
En cuanto a las exposiciones que deberíamos evitar, o al menos disminuir considerablemente, está la exposición al sol. Las diferentes radiaciones solares que llegan a nuestra piel generan un daño interno que, de manera aguda, podemos observar en la superficie (quemaduras, alergias, manchas, etc.) pero que se va acumulando y también generan daño crónico. Por eso es importante utilizar una excelente protección cuando nos exponemos al sol.
La mayoría de los pacientes que entran en la farmacia entienden por protector solar única y exclusivamente el uso de una crema con un SPF en torno a 50. En este caso podremos proteger nuestra piel sobre todo a niveles superficiales, pero si tenemos en cuenta que el 90% del daño por exposición solar se genera en capas internas, estas cremas no van a protegernos de manera total y por lo tanto corremos el riesgo de seguir dañándonos de manera crónica. En este punto es importante sumar, sobre todo si ya hay una patología asociada a la exposición solar, una protección interna a nuestra crema, ya que muchas veces la forma en que aplicamos ésta no es adecuada y dejamos huecos sin proteger en nuestra piel.
¿Por qué tomar el sol sin protección, a la larga, puede ser perjudicial? (también mencionamos que, aunque nos pongamos crema solar no nos protegemos del todo puesto que no la aplicamos bien y de forma constante)
Cómo decía antes, el 90% del daño por radiación solar se produce en capas internas, sobre todo en hipodermis, y es un daño acumulativo. La radiación UV, es capaz de penetrar en el núcleo de nuestras células y puede modificar el ADN y generar a la larga carcinomas de piel. Por otro lado, la radiación IR, que es el 40% de la radiación que recibe nuestra piel y la que más profundo llega, modifica las uniones de colágeno de las capas internas generando a la larga perdida de firmeza, arrugas y surcos marcados, y sequedad crónica, síntomas asociados al fotoenvejecimiento.
Actualmente, en el canal farmacia encontramos cremas SPF frente a la radiación UV e IR, pero es importante recordar que, si no hacemos un correcto uso de estos productos, la protección no será tan eficaz como la que buscamos.
Si no aplicamos las cremas con suficiente antelación antes de exponernos directamente al sol, y no las reaplicamos con la periodicidad necesaria, estaremos simplemente obteniendo una protección parcial, por lo que nuestras capas más internas de la piel seguirán acumulando daño de manera crónica. Es importante por lo tanto utilizar métodos complementarios a la crema de tal manera que podamos conseguir una protección total de todas las capas de la piel.
¿Cómo podemos proteger la piel de forma total?
No me gusta hablar del término total cuando hablamos de protección solar, pues la única forma de conseguirlo sería evitando la radiación solar 24h al día. Pero si es verdad que podemos utilizar la palabra “completa”.
Una protección completa de nuestra piel pasa no sólo por unos buenos cuidados posteriores a las agresiones que sufre (frío, polución, sol, etc.) sino por una disminución de los daños agudos y crónicos tanto en capas superficiales como en capas profundas. Por eso es importante un uso de cremas SPF de calidad sin olvidar el correcto uso que hay que hacer de ellas, pero además conseguir una disminución de los daños internos en nuestra piel.
La toma de complementos alimenticios basados en antioxidantes de calidad nos ayuda a eliminar radicales libres que se producen por efecto del UV y el IR en toda nuestra piel, bloqueando así el daño agudo que una exposición puntual e intensa al sol nos produce (quemaduras, alergias, etc.). Si a esos antioxidantes les añadimos un compuesto regenerante de la piel como puede ser el espino amarillo, conseguiremos no sólo eliminar el daño agudo sino disminuir la acumulación y evitar así el envejecimiento prematuro de la piel y problemas asociados a él.