Los virus tienen como objetivo invadir las células de un ser vivo y utilizarlas para crear nuevas copias de sí mismo, que repetirán este proceso. Por lo general, la invasión y replicación dura unos días, y si el sistema inmunitario no es capaz de lidiar con el problema, la afección se convierte en una situación más grave que pone en peligro la vida si no se trata adecuadamente. En este artículo te hablaremos sobre qué son y cómo combatir los virus latentes.
Qué son los virus latentes?
Hay un grupo de virus que van un paso más allá. Poco después de la infección inicial, logran esconderse en algún rincón del cuerpo, a veces insertados en el mismo genoma o en zonas de difícil acceso, como el sistema nervioso o el sistema reproductor. Esta fase puede durar meses, años o incluso décadas, y sólo reaparece cuando el sistema inmune está más bajo de lo normal. Es entonces cuando la infección reaparece y vuelve a causar problemas de salud. En este grupo de virus están desde el VIH, causante del sida, hasta el herpes simple, la varicela y el Epstein-Barr, que está detrás de la «enfermedad del beso», entre otros.
Qué sucede con estos virus en nuestro cuerpo
Estos virus permanecen latentes durante mucho tiempo, sin replicarse muy intensamente. Consiguen inhibir las defensas internas de las células y volverse ‘invisibles’ para el sistema inmunitario y aparecen cuando el organismo está débil o ha sufrido una infección por otro patógeno, cuando está sometido a una situación muy estresante o alguna actividad física extrema. También pueden desencadenarlo factores externos como accidentes, cirugías mayores, trasplantes o tratamientos farmacológicos. Los últimos estudios relacionan el agravamiento de muchos de los casos de Covid-19, al menos en parte, con un fenómeno que aún no se había detectado durante la pandemia: la activación de un segundo virus, que se encontraba latente en el genoma humano.
Cómo combatir este tipo de virus
Hoy en día existen muchas estrategias dirigidas a favorecer el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Algunas medidas básicas incluyen:
- Dieta equilibrada.
- Ejercicio diario moderado.
- Gestión del estrés.
- Buena higiene del sueño.
- Complementos alimenticios específicos.
Cuando hablamos de complementos alimenticios específicos nos referimos a aquellos que están destinados a compensar carencias asociadas a la respuesta inmunitaria, como los inmunonutrientes, entre los que cabe destacar: betaglucanos, vitamina D3, probióticos, antioxidantes, vitaminas y minerales.
Tratamientos para combatirlos
En los últimos años se utilizan además de forma específica tratamientos de inmunoterapia, que se dirigen a corregir específicamente los desequilibrios del sistema inmunitario, mediante el uso de moléculas o compuestos diseñados para suprimir, bloquear, activar o regular la respuesta inmune. Este tipo de tratamiento inmunomodulador persigue el largo plazo, regulando la inmunidad y no simplemente tratando los síntomas o bloqueando algunas de sus funciones. Al fin y al cabo, no se trata de reforzar la inmunidad más allá de su capacidad normal. Se trata de ayudar al organismo a garantizar su función inmunitaria.
La microinmunoterapia más actual es una forma de inmunomodulación que aboga por aproximarse lo más posible al funcionamiento natural del organismo. Las materias primas utilizadas en estos tratamientos de microinmunoterapia son moléculas endógenas como las citoquinas, proteínas de nuestro organismo con un rol activo en la coordinación de las reacciones inmunes y se administran en dosis bajas o muy bajas, con el fin de respetar los procesos fisiológicos y garantizar una buena tolerabilidad de los tratamientos.
El uso de inmunonutrientes más inmunomoduladores es probablemente la mejor forma de preservar al organismo frente a los virus latentes, garantizando una correcta función de nuestro sistema inmune.
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Agradecer a nuestra directora del departamento técnico, Lluisa Varela, por haber escrito este artículo.
